Se mire por donde se mire Ginebra es un paraíso. Esta ciudad suiza, que en la práctica está rodeada por Francia por casi todos los sitios, es el lugar elegido por el fronterizo río Ródano para desembocar en el gran lago Leman, también conocido como lago Ginebra. Junto a históricas cumbres alpinas, rebosa lujo y sofisticación y no carece de historia ni de atractivo e interés para cualquier turista. Esta mezcla única, que hace a Ginebra inconfundible, tiene un precio. No es Suiza un país barato y pese a que su segunda ciudad más importante ofrece mucho dónde elegir, mentiríamos si dijésemos que la oferta es para todos los bolsillos. Aún así esta es la puerta de entrada más habitual a este pequeño, pero delicioso país centroeuropeo lleno de pueblos únicos, praderas muy verdes y montañas espectaculares. Si, como tantos, nuestra primera parada en el camino es Ginebra, aprovechemos para conocer un poco mejor esta urbe rica e internacional. Si os estáis preguntando qué ver en Ginebra, os presentamos algunos de los lugares más interesantes.
Llegar a Ginebra es fácil, puede que incluso barato (ya se verá qué gastar cuando estemos allí). Más de una decena de ciudades españolas ofrecen conexión aérea directa, algunas de ellas con compañías low cost. Tampoco es un país lejano, así que como media en un par de horas podemos estar llegando al fronterizo aeropuerto ginebrino, que de hecho tiene una terminal situada en Francia. El aeropuerto está muy cerca de la ciudad, y no debéis preocuparos de cómo hacer ese tránsito. Están conectados a través de autobuses y trenes y además cuando recojáis vuestro equipaje y salgáis de la terminal encontraréis una máquina que dispensa billetes gratis en cualquier transporte público durante una hora, así que llegar a la ciudad os saldrá gratis y muy cómodo. Y sí, podéis llegar en tren y si no habéis consumido la hora, tomar también un tranvía o cualquier otro transporte, siempre que sea público (punto para los suizos).
¿QUÉ VER EN GINEBRA?
- JET D'EAU
Sí, suena muy bien en francés, aunque significa "Chorro de agua" (ahora no es tan glamuroso, ¿verdad?). Más allá de nombres, el Jet D'eau es un emblema suizo, una especie de faro en una ciudad de edificios no muy altos visible desde cualquier parte. Es el resultado de lanzar 500 litros de agua por segundo a una altura de 140 metros. Una idea simple, pero muy efectiva, convertida en imán para los turistas. A cualquier hora del día sirve como punto de referencia.
A través de una pasarela se puede llegar hasta su base. Simplemente tendrás que tener cuidado para no mojarte con un inesperado cambio de viento. Y en verano está iluminado por las noches.
- UN CRUCERO POR EL LAGO
En una ciudad que tiene una relación tan estrecha con el agua que ha llegado a hacer de esta su máxima embajadora, no podemos resistirnos a tomar un crucero. Nos permitirá ver todas las esquinas de la ciudad y, si el día es bueno, disfrutar de la navegación. Las soberbias montañas que rodean Ginebra la envuelven y ofrecen una bella fotografía.
Desde el Jardín Inglés, un bello parque en pleno centro, junto al algo, podemos alquilar una embarcación o acceder a alguno de los cruceros que en verano transportan a numerosos turistas. Mientras nos adentramos en el lago dejamos a nuestra espalda la ciudad vieja y los principales monumentos, a nuestra izquierda el céntrico barrio de Pâquis y los hoteles y a nuestra derecha aparece Cologny, la zona para los más pudientes entre los pudientes con sus rimbombantes casas asomadas al lago. Una oportunidad para soñar con otra vida.
- LA CATEDRAL DE SAINT PIERRE
Este peculiar edificio comenzado en el siglo XII y mezcla de estilos, es único para los ginebrinos. Una imponente entrada con columnas más propia de un museo que de una catedral y una inconfundible torre verde que se erige como uno de los puntos más altos de la ciudad, son sus principales señas de identidad.
La paz del interior cuenta con un atractivo único. Y es que se conserva la llamada "silla de Calvino", uno de los líderes de la reforma protestante, cuyo nombre te salpicará en cualquier esquina. Esta era su "iglesia madre".
La catedral está en la zona antigua de la ciudad, que es también la más alta. Visitar el interior sale por apenas 5 francos suizos y ya puestos, después de tanta cuesta si todavía te quedan fuerzas, poco más de 150 escalones te separan del cielo, de las vistas más buscadas de toda la ciudad. Ginebra en estado puro.
- PASEAR POR LA ZONA ANTIGUA
No hay nada como patear una gran ciudad para impregnarse de su espíritu. Y Ginebra lo tiene más allá del chocolate y los Rolex. Descubre el Maison Travel, una antigua mansión convertida en museo, callejea hasta desembocar en la Place de Neuve donde podrás descubrir el gran Teatro de Ginebra…
Hay multitud de lugares que harán las delicias de cualquier visitante. El parque elevado de Promenade de La Treille, el parque de Promenade des Bastions, la zona de la Universidad de Ginebra, la señorial fachada del Museo Rath… Esta zona de Ginebra está repleta de edificios históricos, lugares de interés arquitectónico, museos, escondidos restaurantes y muchos rincones de interés. No estaría mal que te tomaras tu tiempo.
- PLAZA BURG-DE-FOUR
En nuestra opinión, que no es más que eso, quizá uno de los lugares más cucos de todo el centro sea esta pequeña plaza coronada con fuente que, en plena cuesta nos plantea preguntarnos si estamos en una gran ciudad o en un delicioso pequeño pueblo lleno de cafés. La Place du Burg-de-Four es mucho más que un simple punto de paso y lo mejor que tiene es precisamente ser punto obligado de paso para visitar muchas de las maravillas de Ginebra.
- BEL AIR
Volver junto al agua siempre es un buen consejo. En el lugar en el que el Ródano pierde su nombre para convertirse en lago, varios puentes unen diferentes lugares de la ciudad. En medio la diminuta isla de Rousseau, perfecta para un picnic en el centro. Bel Air es la parada que te permitirá divisar ambas orillas, disfrutar de construcciones típicamente suizas e iniciar tu recorrido por tiendas para llevar de vuelta un inesperado lujo o un simple recuerdo.
- BAINS DES PAQUIS
También junto al lago, pero en un sitio muy distinto, se encuentra el punto de recreo más popular de la ciudad. Los antiguos astilleros son hoy lugar de encuentro para miles de personas dispuestas a darse un chapuzón. A rebosar cualquier día de agosto, en el largo muelle que lo une a tierra también hay saunas pensadas para el invierno. Pese a que asociemos a Suiza con el frío, se puede llegar a los 30 grados, así que aquí también han aprendido a refrescarse.
- PASEAR POR QUAI WILSON
Antes hemos hablado de Pâquis, el barrio con el que seguramente tendrás el primer contacto. Aquí está la estación de ferrocarril de Cornavin y buena parte de los hoteles de Ginebra. Fue también el lugar en el que se crearon los primeros asentamientos y el que reúne a una mayor cantidad de población foránea. Hoy es un lugar moderno con algunos de los alojamientos más exclusivos como el mítico Hotel de la Paix, de la cadena Ritz Carlton.
Junto al lago y también con geniales vistas, encontramos el Quai du Mont-Blanc y alejándonos aún más para maximizar las vistas, el Quai Wilson, dos arterias perfectas para pasear.
No olvides que Ginebra está muy cerca de los Alpes, una cordillera mítica que puedes ver nevada incluso en pleno verano, por lo que cualquier lugar que esta ciudad te ofrezca para mirar será un tesoro.
- Y LO DEMÁS
Sí, lo sentimos, este es un repaso muy particular basado en nuestra experiencia. Lo bueno es que algunos de estos lugares no son los más turísticos, y creemos que puedes agradecerlo. Lo malo es que debemos advertirte de que esto no basta para conocer Ginebra. Harás bien en impregnarte por el lujo de los negocios de la Rue du Rhone, visitar el Palacio de las Naciones y toda la zona de Naciones Unidas, al norte de Quai Wilson y accesible en tren, el CERN, el Museo de Patek Philippe… No importa el tiempo que tengas, esta bellísima ciudad hará que disfrutes. Y nosotros esperamos que nos lo cuentes.
Si te quedas con más ganas de Suiza, recuerda que en nuestro blog ya te hemos hablado de algunos de sus lugares más cautivadores. Con nosotros puedes visitar el mítico
castillo de Chillon, la ciudad de
Thun o el bonito pueblo de
Gruyeres.
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