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2020年7月5日星期日

La Historia Del Monasterio Cisterciense De Santa María De La Valldigna De Simat De La Valldigna, En Valencia

El monasterio cisterciense de Santa María de la Valldigna se ubica en la comarca de la Safor valenciana en un valle limitado al norte por la Serra de les Agulles y al sur por las estribaciones del...

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Siena, La Revelación De La Toscana



Pensar en la Toscana es imaginar la grandeza de Florencia y todo lo que esta bellísima ciudad tiene que ofrecer o dibujar una ruta por preciosos parajes verdes rodeados de bucólicos pueblos llenos de encanto. He aquí una buena noticia. La Toscana es todo eso y mucho más, porque también hay un término medio. Quien mejor lo encarna es la ciudad de Siena. Para nosotros fue la primera parada en nuestro recorrido por esta idílica región italiana y os aseguramos que es imposible olvidarlo. Siena es una ciudad de tamaño medio, apenas 60.000 habitantes, pero cuenta con una historia que apabulla y que se refleja en sus calles. Cada edificio, cada rincón, cada esquina es un tesoro que hace las delicias del visitante y pese a contar con un tamaño reducido es seguro que a tu vuelta te faltarán cosas por ver y sólo podrás pensar en volver. Si lo que quieres es saber qué ver en Siena o cuáles son las visitas obligadas en Siena, aunque tu escala sea corta toma nota, porque esto te interesa.


Normalmente si visitas Siena, es casi seguro que harás alguna otra escapada a rincones de la Toscana. Lo más normal desde nuestro país es volar a Milán o a Roma, aunque desde allí Siena está bastante alejada. Desde Milán, como fue nuestro caso, se tardan unas cuatro horas en coche. La carretera es muy buena, aunque los italianos tienen fama muy justificada de conducir, digamos que con bastante prisa. Desde Roma la distancia es algo menor, apenas dos horas y media. Sólo algunas ciudades cuentan con vuelos a Florencia, que dista casi hora y media o a la principal puerta de entrada a la Toscana, el aeropuerto Galileo Galilei de Pisa, a unas dos horas.

Nosotros nos alojamos en el hotel NH Siena, muy cerca de la entrada a la zona antigua de la ciudad, que por cierto, es Patrimonio Universal de la UNESCO desde hace más de 20 años. La verdad es que es un gran punto de partida y el hotel nos pareció muy satisfactorio. Estas fueron algunas de las cosas que más nos gustaron de Siena, sin perjuicio de que haya otras muchas.


LA PIAZZA DEL CAMPO

Nuestro recuerdo de Siena estará para siempre ligado a llegar de noche y sentarnos en una terraza de la Piazza a comer una pizza. De hecho nos atreveríamos a decir que es uno de los imprescindibles, aunque al ser epicentro turístico es fácil que los precios no os parezcan muy ajustados. Aún así compensa. La sensación de felicidad es enorme. Es fantástico darse una vuelta por una de las plazas con más historia de toda Italia e incluso de Europa.


La Piazza del Campo es casi inabarcable en una sola foto y siempre está repleta. Cuenta con una peculiar forma de abanico y si os fijáis en el suelo veréis que una serie de líneas la dividen en nueve partes en recuerdo de los llamados "Nueve Señores", que gobernaron la ciudad desde el siglo XIII. Hasta 11 calles confluyen aquí y cualquiera es buena para llegar. Una de las recomendaciones más habituales es hacerlo desde el "Vicolo San Pietro" un estrecho callejón que nos oculta la plaza hasta que la tenemos justo delante y contribuye a aumentar su grandeza.


Hay dos días al año, el 2 de julio y el 16 de agosto, en que esta plaza alberga el famoso "Palio", una peculiar carrera de caballos de origen medieval en la que compiten los diferentes distritos de Siena. La principal razón de que nuestras fotos no permitan apreciar mejor los detalles es que llegamos apenas unos días antes de la segunda de esas citas y como veréis estaban vallando y acondicionando la plaza. Si la encontráis en plenitud no dejéis de ver la Fonte Gaia, una fuente vestigio de la llegada del agua a la ciudad. Disfrutad de la arquitectura de sus edificios. Muchos son palacios con muchos siglos a sus espaldas.


Con sus bajos reconvertidos en restaurantes y bares en los que nunca hay un respiro, los palacios tienen nombres de diferentes familias y cuentan todos con la misma altura. Este de abajo, por ejemplo, es el de Sansedoni.


Obviamente la joya de la corona de esta plaza es el llamado Palazzo Pubblico, actualmente sede del ayuntamiento. El también conocido como Palacio Comunal, data del siglo XIV y preside con majestuosidad el lugar gracias a su estudiada curva que se adapta perfectamente a la forma de la plaza.


Su campanario o campanile es la Torre del Magia, de una llamativa altura, ya que en su día, el siglo XIV, fue diseñada para batir la del Palacio Vecchio de Florencia. Y es que entre ambas ciudades la rivalidad siempre ha sido una nota característica.


No llegamos a hacerlo, pero se puede visitar el interior y subir a la torre para obtener unas vistas que quitan el hipo. Al ser tan alta es visible desde muchos lugares, así que es fácil que te acabes enamorando de sus vistas. Para que veas un ejemplo abajo tienes dos, pero se podrían poner muchos más. Son fotos tomadas desde la Vía Rinaldini, una de las calles que lleva a la plaza, y desde el arco de la popular Vía Sant'Agata, que ayuda a una foto muy artística. Y no serán las últimas que veas, ni aquí ni en tu viaje.



EL DUOMO DE SIENA

El segundo lugar más buscado por cualquier turista que se precie está a tan sólo unos metros. Basta recorrer algunas de las intrincadas calles del casco histórico para llegar a la Piazza del Duomo, dónde encontraremos el que a nosotros nos pareció el edificio más impresionante de la ciudad (y sólo hay que recordar de dónde venimos) y uno de los más increíbles de todo el viaje.  Es la preciosa Catedral o Duomo de Siena.



La de Siena es una catedral gótica que recuerda mucho a otras que veremos en Italia. Es muy grande, sobre todo en proporción con todo lo que la rodea y eso amplifica el efecto. Si os parece bella por fuera, no dudéis en visitarla por dentro, porque seguramente es la más bonita de toda la Toscana. El precio arranca en 13 euros, pero es que dentro hay mucho que ver. Un par de esculturas de Miguel Angel, pinturas de Donatello y un sinfín de tesoros. Y es que se puede visitar la Catedral, el Museo, la Cripta, el llamado "Panorama", el Baptisterio y mucho más.  El mármol blanco y oscuro le da un toque especial.


No dejéis de mirar al suelo, dónde 56 recuadros de mármol representan escenas de la biblia. El Panorama, justo al lado, ofrece vistas privilegiadas de todo el edificio. La cripta, descubierta por casualidad hace apenas 20 años, es un salón de 180 metros cuadrados con frescos intactos de 1.200 años de historia.


En la parte de atrás está el Basptisterio de San Giovanni o San Juan, en la plaza del mismo nombre. Su apariencia quizá no te llame la atención, pero en su interior hay una preciosa pila bautismal y muchos tesoros artísticos.



Si por dinero o por tiempo sólo visitas el interior de un edificio en Siena, acertarás seguro con el Duomo. Si quieres ver todos sus edificios la tarjeta OpaSiPass lo abaratará. Abajo te dejamos el enlace dónde puedes encontrar toda la información.

LA PIAZZA MERCATO

La Piazza del Campo y el Duomo son, sin duda los lugares más conocidos de Siena, pero te vas a perder mucho si te quedas ahí.  Justo a espaldas del Ayuntamiento puedes encontrar la Piazza Mercato, conocida así porque se monta un mercado muy animado todos los domingos. A su espalda tienes la Toscana en estado puro. Como comprobarás, salir de la ciudad es cuestión de dar sólo unos pasos.


Ya os dijimos que el Campanile, por su increíble altura, es muy fácil de divisar desde muchos puntos. Aquí lo tenemos muy cerca y encaja fantásticamente con la arquitectura de las casas colindantes, construidas con diferentes colores y en las que aún se tiende la ropa. A nosotros fue una de las postales que más nos gustó.


 
LAS CALLES COMERCIALES DE SIENA. BANCHI DI SOPRA

La Piazza Salimbeni y su consiguiente Palazzo también es un lugar muy concurrido. Actualmente aquí se encuentra la sede del Monte dei Paschi di Siena, uno de los bancos más antiguos del mundo. El palacio es renacentista y la estatua que preside el lugar es la de Sallustio Bandini.



La plaza se encuentra en la Via Banchi di Sopra. Uno de los mejores consejos que os pueden dar en Siena es que os perdáis por sus callejuelas y que lo hagáis sin miedo. Esta es una de las más comerciales y animadas junto con Banchi di Sotto y la Via di Citta. Si seguimos en dirección a la Piazza del Campo encontraremos el Palazzo Tolomei.


Estamos en una de las plazas peatonales más populares de Siena. Frente al Palacio está la iglesia de San Cristóbal, que actúa como contraste.


En el centro de la plaza un obelisco culmina en una estatua de la loba que alimenta a los gemelos Rómulo y Remo, origen de la ciudad de Roma. No es la única que encontraremos en Siena. Y es que al parecer circula la leyenda de que Siena fue fundada por Senio, hijo de Remo, que para evitar la ira de su tío Rómulo huyó de Roma llevándose la Loba capitolina.


También paseando podremos toparnos con alguna de las "Loggias" de la ciudad, antiguos edificios abiertos con arcadas como este que construyó en su día el Papa Pío II, allá por el siglo XV, la "Logge del Papa", aunque aquí ya nos hemos salido de Banchi di Sopra.


Siena sorprende en cada paso que se da. Pese a la enorme belleza de sus tesoros arquitectónicos conserva el encanto simple de pasear por sus orgullosos 17 barrios, los "contrade", que a menudo, sobre todo en vísperas del Palio, engalanan las calles y callejones con banderas.

 
LAS VISTAS DE SIENA Y LA TOSCANA

Hay muchos lugares para conseguir buenas vistas tanto del casco histórico como de la propia Toscana. A nosotros nos gustó, por ejemplo, escaparnos por la Vía Giovanni Dupré hasta llegar a la Vía Sant'Agata. Allí se encuentra la Iglesia de San Giuseppe y la conocidísima Fontana Della Contrada dell'onda y además de las ya mostradas vistas al Campanile, también se divisa el campo.


La Basílica de San Domenico o Santo Domingo es otro edificio muy cercano al centro que no deberíais perderos. Nosotros lo sacrificamos a la búsqueda de más vistas. Las mejores las podéis encontrar rodeando San Agustín a través de la Vía di Fontanella. Desde allí se divisan a la perfección las torres del Campanile y el Duomo y también, y puede que incluso más llamativo, los bellos tonos marrones de los edificios toscanos.



Nuestra experiencia en Siena fue sencillamente deliciosa y esperamos que la tuya también lo sea. Ojalá que sirvamos de ayuda y si quieres preguntarnos cualquier cosa no dudes en hacerlo, estaremos encantados de ayudarte. Como siempre abajo te dejamos algunos enlaces que quizá te ayuden en tu visita.






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FRANCIS BACON. TRÍPTICO INSPIRADO EN LA ORESTIADA DE ESQUILO.


Tríptico inspirado en la Orestiada de Esquilo, 1981. Óleo sobre lienzo, en tres partes. Cada uno 198 x 147,5 cm.



La casa de subastas Sotheby's celebró el 29 de junio de 2020 su primera venta global digital de la era del coronavirus. El mercado del coleccionismo de arte había estado parado durante muchos meses por lo que la expectativa era grande. De las ventas destacó el «Tríptico inspirado en la Orestíada de Esquilo» (1981) de Francis Bacon, por el que se pagaron más de 84,55 millones de dólares. La venta multimillonaria de la obra de Bacon era de esperar por varias razones. En primer lugar, la obra no salía al mercado desde 1987 en que la adquirió un empresario y destacado coleccionista noruego. En segundo lugar, porque es uno de los pocos trípticos que pintó Bacon que todavía no está en un museo.

Los trípticos son sus obras más icónicas y un formato al que regresó repetidamente. Entre 1962 y 1991 pintó 28 trípticos en este tamaño, fascinado por el poder y el equilibrio compositivo que le proporcionó este formato. El fascinante tríptico de Francis Bacon es un tratado magistral sobre la experiencia humana y sobre la tensión psicológica que atormentó al artista toda su vida. Con una grandeza escalofriante presenta trágicamente en tres lienzos sus preocupaciones atemporales: la misericordia y el castigo, la justicia y la venganza, el sacrificio y la autoconservación. Ejecutado en 1981, en el cenit de su carrera, ofrece un retorno magistral al mismo texto clásico que inspiró Tres Estudios para Figuras de la Crucifixión, 1944, que inició el debut estílístico de Bacon.

Tres estudios de figuras al pie de una Crucifixión. Óleo sobre tablero, 94 x 73.7 cm (cada tabla). c. 1944. Londres, Tate. 



El tríptico que nos ocupa se inspira en la única trilogía griega antigua existente, la tragedia de  la Orestiada, escrita por Esquilo en el siglo V a. C. La obra griega gira en torno a los temas de culpa y venganza. El público era consciente de que antes de zarpar hacia la Guerra de Troya, Agamenón, el rey de Argos, sacrificó a su hija Ifigenia para apaciguar a la diosa Artemisa, que estaba bloqueando el progreso de su flota. La primera obra comienza con el regreso de Agamenón a Argos, y el drama gira en torno a su esposa Clitemnestra, y su plan finalmente exitoso para asesinar al rey y vengar la muerte de su hija. La segunda obra sigue a Orestes, el hijo de Agamenón y Clitemnestra, que se venga de la muerte de su padre cometiendo matricidio. Y la tercera y última parte ve a Orestes perseguido por las Furias, antiguas deidades griegas de venganza, que lo atormentan hasta casi enloquecer. Orestes apela a Atenea, quien le organiza un juicio por sus pares.

La pintura de Bacon evita la legibilidad narrativa, pero ciertos símbolos y figuras se relacionan directamente con la tragedia griega. En la obra de Esquilo, cuando Agamenón regresa de Troya, Clitemnestra coloca túnicas rojas para que camine, presagiando su traición; aquí, el estrado sobre el que se encuentra la figura decapitada es de color rojo sangre. 

En el panel izquierdo, hay siniestro rastro de sangre que se cuela por debajo de la puerta, mientras una gruesa herida de pintura roja y púrpura lacera el cuerpo de una forma monstruosa que cuelga en el aire. Posiblemente la figura representa a las Furias.


Del mismo modo, en el panel de la derecha, la mitad superior de la figura, parece estar caminando hacia la oscuridad de más allá de la puerta. El cuerpo está distorsionado más allá del reconocimiento y ni siquiera el espejo refleja la figura al fondo.


Más allá de esta inspiración en la Orestiada, la pintura representa al propio Bacon y sus propias Furias, que lo persiguieron durante toda su vida. La culpa que lo atormentaba después del suicidio de su antiguo compañero George Dyer, el luto por la muerte de su antiguo amante Peter Lacy y el rechazo y los malos tratos que sufrió por parte de su padre en su infancia. Es a través del filtro de un texto clásico como Bacon comunica a los espectadores sus aflicciones psicológicas. El mismo pintor relata que intentó "crear imágenes de las sensaciones que algunos de los episodios crearon dentro de mí. No podría pintar Agamenón, Clitemnestra o Cassandra, ya que eso habría sido simplemente otro tipo de pintura histórica cuando todo está dicho y hecho. Por lo tanto, traté de crear una imagen del efecto que se produjo dentro de mí." Algo visceral pero refinado, espantoso pero abstracto.  

La forma tríptica no solo refleja la estructura tripartita de Orestiada, sino que también evoca a los retablos cristianos. Bacon, a pesar de su firme ateísmo, confió en la liturgia cristiana para transmitir su sentido de la fatalidad inevitable de la existencia humana. Sobre un pedestal en forma de cruz se sienta un hombre desfigurado; dos figuras lo flanquean. El pigmento rojo sangre que se filtra desde el vacío negro en el panel izquierdo, y que se despliega debajo de la cruz en el panel central, le da a la composición una resonancia específicamente cristiana. A través de estas alusiones litúrgicas, Bacon expone las claves expresionistas de la crucifixión,  en la línea de Matthias Grünewald.

Matthias Grünewald, Retablo de Isenheim. Temple y óleo sobre madera de Tilo, 1512-1516. Musee d'Unterlinden, Colmar, Francia.



Para representar un efecto mayor de imposibilidad de escapar al destino, Bacon confina sus figuras externas dentro de estructuras en forma de jaula, un motivo que se repite a lo largo de su obra. Claustrofóbicas y expuestas, las figuras de Bacon se retuercen dentro de su atrapamiento, haciendo una mueca ante los espectadores, similar a las figuras torturadas en las jaulas de Alberto Giacometti. Ante las puertas que no llevan a ninguna parte, las figuras tiemblan anticipando su destino. Las formas hinchadas y oblongas demuestran la influencia perenne del biomorfismo de Picasso en la práctica de Bacon.

Izquierda: Alberto Giacometti. La Caja (Primera Versión), 1949-1950.  Collección privada. Derecha: Pablo Picasso. Desnudo frente al mar, 1939, The Metropolitan Museum of Art.



Las formas biomórficas desfiguradas del tríptico están cargadas de un malestar inquietante y de una corriente surrealista, que adivina violencia erótica en la línea de El Gran Masturbador de Salvador Dalí. La cabeza de la figura central se desliza hacia abajo y se ubica en los genitales. De la boca salen dientes que brillan en la carne hueca para atraer a los espectadores directamente a la boca de la bestia. Establecido como el punto focal de la pintura, los dientes dentados de la figura central, también pueden ser una metáfora de una herida.


Muchos más misterios y símbolos personales esconden los lienzos aparentemente sin muchos detalles de Bacon: como la silla que se entrevé en la oscuridad de la habitación, el espejo sin reflejo o las puertas que no llevan a ninguna parte... Una personalidad compleja ya tormentada.



Más sobre Francis Bacon en este otro artículo del blog.

Francis Bacon. Características artísticas de un pintor inclasificable.

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